Mis amigos me dicen que soy terriblemente picky, quisquillosa, que nada me parece, que soy una exagerada y que si sigo así de nefasta me dejarán de hablar en un futuro no muy lejano. Y yo no lo niego, sí, soy picky y muchas de las cosas que me dan tick vienen de issues personales, traumas infantiles y juveniles, de gente que ha dejado una muy mala impresión en mí y no hay nada que pueda hacer: a lo hecho, pecho.
Algunos de los detalles que hacen que me den escalofríos son muy tontos, como por ejemplo si eres un hombre con la cabeza rapada o te rasuras las patillas hasta arriba de las orejas evita hablarme, igual si eres una mujer con casquete corto. No puedo besar a alguien que tenga dientes chuecos o los labios muy delgados, no respeto a alguien que tenga faltas de ortografía o que confunda "haber" con "a ver", odio cómo se ve la gente en calcetines (adiós viaje a Japón) y peor aún, los que se dejan los calcetines puestos en momentos clave, si la poesía es tu intento de ligar puedes tirarte a un pozo antes de intentar algo conmigo. Si alguien hace ruido al comer o respira muy fuerte me dan escalofríos y ni hablar de los que hacen ruidos excesivos al momento de besar o disfrutan de besar y atascarse en público, es como una cubetada de agua fría, falta de respeto para todos los demás.
Esos son unos ejemplos, sólo algunos, de la clase de detalles pendejos en los que la mayoría de la gente no se fija pero que en mí causan repulsión y hacen que no me acerque a esa gente, más de lo que mi usual misantropía me lo permite.
Últimamente me he sentido mejor porque me di cuenta que no estoy tan loca. Tan. Si tienen cuenta en Twitter, síganme (inserción pagada) y dénse el #TurnoffTuesday todos los martes y desahóguense, pongan el detalle que les da para abajo, esas cosas que ven o escuchan y les dan tick y/o ganas de zapear a alguien, una vez que lo sacan de sus sistema es liberador, aunque sea un poco, pero por algo se empieza.
Escuchando a L-Kan el otro día recordé esta maravillosa canción que habla de mandar a alguien al diablo por esos pequeños detalles y con la que me identifiqué completamente, no estoy sola, el tontipop español me entiende.
Picky people of the world, unite!
Algunos de los detalles que hacen que me den escalofríos son muy tontos, como por ejemplo si eres un hombre con la cabeza rapada o te rasuras las patillas hasta arriba de las orejas evita hablarme, igual si eres una mujer con casquete corto. No puedo besar a alguien que tenga dientes chuecos o los labios muy delgados, no respeto a alguien que tenga faltas de ortografía o que confunda "haber" con "a ver", odio cómo se ve la gente en calcetines (adiós viaje a Japón) y peor aún, los que se dejan los calcetines puestos en momentos clave, si la poesía es tu intento de ligar puedes tirarte a un pozo antes de intentar algo conmigo. Si alguien hace ruido al comer o respira muy fuerte me dan escalofríos y ni hablar de los que hacen ruidos excesivos al momento de besar o disfrutan de besar y atascarse en público, es como una cubetada de agua fría, falta de respeto para todos los demás.
Esos son unos ejemplos, sólo algunos, de la clase de detalles pendejos en los que la mayoría de la gente no se fija pero que en mí causan repulsión y hacen que no me acerque a esa gente, más de lo que mi usual misantropía me lo permite.
Últimamente me he sentido mejor porque me di cuenta que no estoy tan loca. Tan. Si tienen cuenta en Twitter, síganme (inserción pagada) y dénse el #TurnoffTuesday todos los martes y desahóguense, pongan el detalle que les da para abajo, esas cosas que ven o escuchan y les dan tick y/o ganas de zapear a alguien, una vez que lo sacan de sus sistema es liberador, aunque sea un poco, pero por algo se empieza.
Escuchando a L-Kan el otro día recordé esta maravillosa canción que habla de mandar a alguien al diablo por esos pequeños detalles y con la que me identifiqué completamente, no estoy sola, el tontipop español me entiende.
Picky people of the world, unite!