1999, año curiosito en el que yo tenía 16 años y cursaba quinto de preparatoria, año en el que salió el segundo disco de Fiona Apple: When the pawn… (que realmente el título es un poema de 90 palabras y tiene el récord Guiness al título de disco más largo de ese año, bla... trivialidades de fan from hell) y con él me clavé aún más en la música “de chicas”, en los girlysounds como les diría miss Phair, la ola femenina estaba muy fuerte y el festival Lilith Fair toureaba por Estados Unidos llenando lugares con una alineación formada sólo por grupos compuestos por mujeres, mujeres solistas o señoritas que supieran hacer alguna gracia sobre el escenario.
Y como yo no quería quedarme atrás, ese fue el año en donde vivía para escuchar más y más música de las damas para las damas y como soundtrack de mis 16, 17 y 18 años están Fiona Apple, Liz Phair, Sarah McLachlan, Tori Amos, Poe, Natalie Merchant, Ani DiFranco, Luscious Jackson, Mazzy Star, Alanis, Aimee Mann, Letters to Cleo, K´s choice, elastica, The Breeders, Veruca Salt, PJ Harvey, Jill Sobule, Leona Naess, entre otras grandes, pero específicamente en la transición del año 1999 al 2000 era yo una music freak sin vida social que no salía de su recámara –literal- mas que para conseguir más música y revistas y empecé a escribir para no entregarme a las garras de la locura adolescente y post adolescente en sus variaciones hormonales, químicas, sentimentales y psicológicas.
Todo este background personal no tiene punto alguno mas que describir la nostalgia que sentí hoy en la tarde mientras escuchaba discos reencontrados en la mudanza, discos quemados de esa época (de cuando un CD virgen costaba como 50 pesos), cassettes que grababa yo a mis amigas para compartir mi “música rarita” como ellas le decían y junto con ellos encontré mi libro y apuntes de la clase de latín, una de mis materias favoritas de todo mi historial escolar, lo cual me dio más nostalgia aún cuando vi los recaditos que me escribían, las frases de canciones que escribía en cada hoja, algunas con sus traducciones personales al latín, y recordé que realmente aprendí en esa clase, extraño el tener tanto interés en algo como lo tenía por aprender una lengua muerta (ja! las ironías).
Extraño lo simple que era la vida en ese entonces: despertarme, ponerme el uniforme (ni siquiera tenía que pensar cómo vestirme, ¡ah, la comodidad!), ir a la escuela, regresar a mi casa, escuchar música, ver MTV, hacer la tarea de noche y dormir en la madrugada, no había nada más que eso. Ha habido demasiados cambios en mi persona y mi vida desde que terminó la preparatoria hace casi 6 años y con ella mi rutina ideal, cambios para bien, cambios para mal, pero todos para mejorar, así que mejor ya dejo de quejarme porque la vida es lo que una hace de ella y en este momento tengo muy buenos planes para la mía, ahora sólo me falta cumplirlos, pero me quedo con la satisfacción de recordar esos años de latín y música de féminas combinados en el título de este post: Fiona Apple es una mujer enojada.
*Malum: manzana (chistecito de traducción juar juar).
**Imagen: Fiona Apple en un still del video de “Criminal” y en su apogeo anoréxico.